091222_sabina_250No había que ser muy listo para vislumbrar el éxito de Sabina en la noche de ayer en el Palacio de Deportes Martín Carpena. El numeroso público que abarrotó el recinto llegó predispuesto, de antemano, a entregarse con el intérprete. Era una hinchada fiel y , por eso, no importó demasiado que muchos de los allí presentes no conocieran en demasía las canciones de su último trabajo, y que desgranó en primer lugar. La figura del cantante como su voz rajada y personal eran suficiente atractivo para mantener encandilada a la leal audiencia.

Por ello, cuando en la segunda parte del concierto echó mano de sus temas de siempre, estalló el jubilo. Fueron momentos de mucha emoción y entrega, en los que Sabina sacó lo mejor de si mismo, sintiéndose muy a gusto sobre el escenario. Al cantante le costó convencer al público de que aquello tenía que terminar, siempre después de la última había una petición de otra. Y Sabina estaba por complacer a los suyos. En fin, casi tres horas de un concierto fascinante para los que tuvieron la suerte de estar allí. Por cierto, la puesta en escena y la producción musical de nota. El Carpena volvió a vivir una de sus grandes noches, esta vez con un ilustre como Sabina.